UN TRANVÍA LLAMADO DESEO


TEXTO: TENNESSEE WILLIAMS
VERSIÓN TEATRAL: JOSÉ LUIS MIRANDA
DIRECCIÓN: MARIO GAS
INTÉRPRETES: VICKY PEÑA, ROBERTO ÁLAMO, ARIADNA GIL, ÁLEX CASANOVAS, ANABEL MORENO, ALBERTO IGLESIAS, PIETRO OLIVERA, IGNACIO JIMÉNEZ, JARO ONSURBE, MARIANA CORDERO y LINDA MIRABAL-JEAN CLAUDE (voz en off)
PRODUCCIÓN: JUANJO SEONE
TEATRO TÍVOLI


Mario Gas se vuelve a enfrentar a Tennessee Williams después de El zoo de cristal y La gata sobre el tejado de zinc caliente. Esta vez nuestra parada se queda en Deseo y en el personaje de Blanche sobre el cual gira toda la obra. La visita de ésta a su hermana Stella no dejará a ninguno indiferente.

Mario Gas ha decidido optar por el equilibrio entre la fidelidad al texto y no convertir a Blanche en un personaje totalmente desbocado. Pero aquí es donde más peca el montaje de conservadurismo escénico. Hay demasiada sensación de paridad entre los interpretes y se echa de menos una fuerza interpretativa necesaria que haga de los tres personajes principales, los auténticos protagonistas de la función. Tanto a Blanche como a Stella (Ariadna Gil) les falta dotar al personaje de personalidad propia, de intensidad y en Stanley (Roberto Álamo) se nota una ausencia de mala leche impregnada por las situaciones a las que se ve sometido, que a veces parezca un corderito degollado, más que el cabeza de familia.

El ambiente de la obra es tan equilibrado como efectivo. Nos sumergimos en el ambiente privado de la casa de los Kowalski. Vida privada y pública que se vertebran en las diferentes estancias de la casa, con una escenografía adaptada a la perfección al equilibrio que destila el resto del montaje. Mario Gas ha optado por una puesta en escena tradicional, haciendo caer el telón negro al finalizar cada escena, hecho que provoca al cabo de unas cuantas caídas de telón, una desconcentración notable para el espertador.

Esta vez la búsqueda perfecta del equilibrio, ha desequilibrado las buenas intenciones de Mario Gas por conseguir que nada se saliera del guión. Hubiera sido necesario una puesta en escena y dirección actoral más atrevida para una historia de sobra conocida y de la que año sí, año también nos ofrecen versiones. No obstante, merece la pena haber disfrutado en determinados momentos de la conjunción de los diálogos de Tennessee Williams en boca de Vicky Peña, que sigue estando en nuestro top ten teatral. Hasta la próxima parada en Deseo.

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